Influenza A

jueves, 2 de julio de 2009


Parece que ya no es chiste ni cosa piola. Según dicen, una pandemia irrefrenable habita el inconsciente humano y en las narices de los periodistas. Los periódicos abruman con malas nuevas. Los diarios on-line con malas nuevas más nuevas, porque no exista nada más efímero que ser una noticia on-line. La caída es irreversible. El sistema sanitario colapsó hace tiempo, si es que alguna vez estuvo ordenado. Son días de confusiones, nada claro. Que ponete alcohol en gel, que no toques la manija, no te lleves las manos a los ojos ni te saques los pelos de la nariz. Demasiada confusión, gente con guantes y barijhos en la boca y en la quema. Igual con eso no alcanza dice otro noticiero online, dejando antigua la novedad del gel con aloe vera para no resecar la piel, ahora también hay que cuidar los ojos y las manos. Por Florida gente con antiparras y guantes de proctólogo. No falta el exagerado con patas de rana. Nadie exento, todos con IVA del 21%.
El pánico asoma y el sol se esconde. Calles infestas cobijan “factores de contagio caminantes”. En el colectivo repleto todos se ojean, miradas lacerantes tejen mapas de desconfianza. El sucio espanta, el pobre ahuyenta, el obrero se resigna. Nadie viaja en subte, temen un apartheid imprevisto y quedar viviendo una cuarentena bajo tierra, anticipando lo que sería un último viaje.
Cines vacíos, teatros desiertos, bares sin borrachines y gimnasios ausentes de nalgas turgentes y generosas. Somos leyenda.

El cuadro puede ser más infame aún, claramente, pero estoy convencido de que el miedo es el peor enemigo. Ya lo dijo Ceratti “tanto lo deseas que al fin sucede, tanto le temés que al fin sucede”. Dejémonos de joder y vivamos nuestra salud a pleno. Tomemos medidas, pero con responsabilidad para poder manejar concientemente. Hoy hagamos una fiesta del jamón, una picadita de cocido, crudo, bondiola y ahumado. Porque en definitiva la culpa no es del chancho sino del que le estornuda.


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1 comentarios:

Anónimo dijo...

Nunca tan de acuerdo Sr. Stefano, parece que toser o estornudar en un lugar con mas de 10 personas a tu alrededor te convierte en el enemigo publico N° 1, el miedo solo nos paraliza, no nos permite razonar, nos activa nuestra parte mas animal y nos saca lo poco de humano que nos queda...
Mi humilde opinion: Caminen por las calles, cuidense, pero no nos olvidemos de vivir y sonreir, si nos tenemos que contagiar no hay gel o barbijo que no vaya a salvar

Good Vibration and Blesses

El Dudu