Analizando a Iván (dedicado a Mí amigo, que anda mal del corazón)

martes, 13 de mayo de 2008



Ojalá pueda poner en penitencia a mi paciencia para no esperarte

Parafraseando a un compañero de la vida, que Noble lo de Iván. Esta frase es tan solo una pequeña porción de una magnífica obra literaria del ex cantante de los caballeros: Sapo de otro pozo.
Podrán decirme que soy cursi, que es un tema careta, que sonó hasta en FM HIT. Sí, es cierto y qué? Eso desacredita mágicamente la capacidad de conmoción de esta canción? Porque su combinación de palabras logra ese estado en mi persona: confluencia de mente y alma (los gatos no la tienen pero sí mi parte humanoide) que definitivamente logra conmoverme. Fue difícil elegir tan solo una oración, fue una lucha encarnizada. Pero debí hacerlo.
Irremediablemente es una canción de amor, pero no del palo Chayanne con simple melodía comercial y las palabras “corazón”, “te amo” y “como voy a vivir sin vos” acribillando los oídos, sino una canción de amor bien barrial, bien de cerveza en mano y de un tipo duro, de esos que ni las mochilas más pesadas voltean, de esos que supieron patear noches incansables con topper en los pies y un guaymallén de cena. Y no me refiero a Noble, sino a cualesquiera de nosotros. ¿Quién se atreverá a negar que alguna vez sufrió por una percanta? Hasta el más rockero hundió lágrimas en porrones.
“Ojalá pueda poner en penitencia a mi paciencia para no esperarte”, magia muchachos, que poder de síntesis para expresar tanta angustia, tanto dolor, tanta desesperación. Siempre imaginé en mi mente al oír esta oración una letra P bien grande sentada en el rincón más nefasto de la casa y fumando un faso. Así, pasando el tiempo.
Sin dudas, esta frase me remite a una situación de ensimismamiento tal que cada vez que suena el teléfono se paraliza tu alma, se te hace un nudo en el estómago y levantas el tubo con terror: si es ella te invade un vacío incrementado con miedo, si no es ella, te invade un vacío incrementado con fastidio y bronca.
Vas al recital de la banda que marcó su verano juntos, inevitablemente tus ojos, amigo, se pierden en la innumerable masa uniformemente desencajada a la espera de cada tema y tu esperanza se funde con cada flequillo, remerita o calza que pasa a tu lado. La cumbre bajo el sol, pero no te reís como un loco, esta vez. Te alejás, es tu momento de recordar. Y yo te dejo, aunque sé que esperas que aparezca en cualquier momento y eso es lo que dice Iván, loca, no quiero esperarte, no quiero desesperarme por vos.
Cuadro de situación: los sentidos nos conducen por lugares únicos y a veces no sabés cual es el que más aprecias. Pero mi condición gatuna me hace pensar que el olfato es mi principal elemento de vuelo: las veces que te habrás dado vuelta en las calles con una sonrisa de felicidad al sentir el perfume con el que solía esperarte, pero rápidamente tu sonrisa se desdibujaba en gesto adusto y triste, al ver que la fragancia no correspondía con la mirada buscada. Ayyy Iván, cuanta razón!!!!!
Repito lo que dije alguna vieja noche de cervezas baratas (se acuerdan, la quilmes cotizaba 1 manguito) este tema de los Caballeros es la expresión más acabada de la imagen de un hombre que está completamente rendido por la cruenta derrota de la pérdida de su más preciado amor. Y que a pesar de reconocerse derrotado, debe obligarse contra su propia voluntad a extinguir cualquier vestigio de esperanza; lo que sabe internamente que no es más que un camino que nunca podrá recorrer.

Amigos, sin más que un rasguño en el cuore, me despido!!!! Y a vos amigo, nunca olvides que todo pasa...todo pasa...en la ciudad gris.


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