Necesidad

miércoles, 15 de octubre de 2008

Sonó cuando menos lo esperaba, pero no me sorprendió tu llamado. Te lo había contado un día antes, estarías presente. Cuando escribo esto me invade una sonrisa irrefrenable, porque la alegría me alborota la sangre. Viste? por más silencios que nos pongamos, por más distancias que existan, por más riachuelo que nos divida, siempre hay un puente que nos une. Si no es pompeya es por avellaneda, cerquita del makro. Un estudioso mental diría que tenemos algún tipo de unión metafísica inseparable. Yo te escribí un día antes, vos me leíste un rato después de ya haber consumado el hecho. Otra vez la sonrisa...Y pensaba en esas lágrimitas que te recorrían los cachetes mientras nos escuchábamos (porque no importaba hablar, solo sentir la voz del otro, recuperar ese tono, esa melodía) vía celular...Esas lágrimas que dicen mucho aunque no las vea, hablan de amor, de extrañarse, de estar ayudandonos uno al otro una vez más. Esas lágrimitas hoy las sueño en mi noche solitaria, y mañana me despierto con el dulce sabor de su manantial de amor. Este presente no tiene lugar sin su pasado más real. Gracias por la magia, una vez más, como ayer, como hoy y como siempre...

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