Ando a Gamba!
miércoles, 22 de octubre de 2008
El espacio quedó vacío. Ahí mismo ya no estaba más. Juró que lo dejé ahí oficial, se lo juró. Te creo nene, pero esto es Argentina. Y yo pienso que usted lo sabe oficial, y también que conoce bien a quien se lo llevó. Incluso deben compartir algo más que amenas charlas. Le pido que cuando hable con él, le avise que ni aparezca el gambita. Pobrecito, como habrá quedado, sin patas, sin stereo, sin volante laqueado, sin... Y pensá que unas semanas atrás se había quedado con el asiento de la derecha vacío. Dos años de amor. Y décadas de deseo. Estuviste en mis manos y te perdí en manos ajenas, tal vez. No estabas bien, tu condición no era la mejor cuando viniste a mí. Pero con todo mi esfuerzo e incapacidad te levanté como pude. Creo que con mis limitaciones hice un buen trabajo. Quedaste bien en la vida en dos años. Buena parada, altura justa, el brillo más que necesario y el cuidado descuidado que a veces me caracteriza. Todos te admiraban y todos te querían. Pero nadie quiere pagarte lo que vales y es mejor robarte. ¿Te ilusionaron? Espero que no te lastimen tanto, si es que aún hoy no desarmaron tu interior. Todavía te extraño, todavía te quiero. Nunca te voy a olvidar. Y al gambita tampoco.
Siento que octubre desarmó mi vida, evaporizó parte de mi historia más reciente, desvaneció varios sueños. No se que viene. Un poquito de sol en medio de tanta tormenta no vendría nada mal.