Semillitas

miércoles, 22 de abril de 2009


También hay que darle lugar a la esperanza. El verde, que tanto me gusta, me lleva por un tobogán con final en gancho para arriba; es decir, si caigo, primero llego al cielo con el impulso. Y desde arriba se ve mucho más.
Los colores alegres forman un cuadro en mi mente suburbana. Me liberan del gris tóxico de la capital. Forman caminos, dibujan estrellas, crean ambientes y tejen ilusiones.
El amarillo siempre fue mi favorito, desde que era un gatito. Me encanta su poder de atracción. Gracias Señor por el amarillo. Pienso en amarillo y diseño tu sonrisa. No puedo evitar pensarte y sonreír. Esa fascinación etérea de un color, que edita recuerdos, arrastra sensaciones y esboza sueños. El amarillo es mi lugar en el mundo, un espacio onírico de alegría.
Me gusta verte de rojo, el rojo que es tan simple vincular a la pasión. Lady in red. Y más cuando el rojo forma parte de mi H sentimental. ¿Cómo no acariciar este color? Bien combinado, es decir, con blanco, es especial, es conmovedor, es elegante y hasta puro.
Quiero que mis días tengan colores brillantes, que mis mañanas tengan colores armónicos, y mis noches traigan tus colores.
Hoy le doy lugar a la esperanza del verde, al amarillo de tu sonrisa y al rojo de mi pasión. Algo se activó y en un ratito salgo a comprar más colores para pintar el futuro, para atravesar los miedos y para sembrar un poquito de fé.

Etiquetas:

0 comentarios: