Verde Esperanza

martes, 11 de noviembre de 2008

Hay planes. Muchos planes. Hace años que busco una puerta que nunca se abre. Es decir, la puerta creo haberla visto varias veces, pero nunca está el portero o el dueño de las llaves.
Entonces la cabeza se acelera, la desesperación avanza y la ciudad se queda sin luz, una vez más. Y la visión, claro está, se dificulta aún peor.
¿Cómo encontrar el espacio propio? ¿Será que mientras creo caminar perdido, en realidad estoy construyendo puentes alternativos que finalmente me lleven al destino que deseo?
¿O será que la situación se nubla para empezar a confiar en las huellas que reconozco delante?
Son momentos turbios, demasiados agujeros Marca ACME en medio del desierto.
Intento!!! Te juro que lo intento y vivo pegándome!!!
A veces creo que debería haber elegido una vida más aburrida, más rutinaria, más común, más simple. Abogado, contador o verdulero. Esos tipos saben desde un comienzo en que termina su camino. Yo no. Vida común: Secundario – 5 años de Abogacía en la UBA – Abogado – Casamiento – Hijos – Dinero - Divorcio – Vida monótona.
Ya veo por que no caí en las redes de las convenciones sociales. Y además, ¿cómo evitar subirme a todas las ilusiones que caminan? Si la gente me elige para eso. Evidentemente muchos ven lo que yo no puedo ver. Tengo que traducirlo de alguna manera en fuerza productiva. Y ya la bocha empieza a rodar otra vez. El fin de año ya lo tengo ocupado, renuevo fuerzas y energías una vez más. Soy terrible, no paro, que enfermo, parezco Indiana Jones. ¿Pero que aburrida sería la vida de un abogado no? El mundo me espera. Y ojalá, vos, ojitos, también ilumines mi sendero.


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