Totus Tuus
martes, 30 de diciembre de 2008
Días duros si los hay. Días en los que las imágenes del pasado buscan patearte hasta verte rendido una vez más. Días en los que el presente, nunca mejor definido, colabora con ese
pasado violento y te oscurecen el cuadro del fututo.
Sin embargo, hoy voy a dejar un mensaje de esperanza. Hoy quiero resaltar el milagro por sobre la tristeza. Hoy se cumplen cuatro años de que la Virgen y el Barbas me dieron otra oportunidad en este mundo. El 30-12-04 me dijeron que tenia más misiones por cumplir en esta tierra. Nunca me había rodeado tanto dolor, tanta angustia, tanta muerte. La desesperación potenciada por los gritos desgarradores tejían un infierno abrumador por todo el barrio de Once. La pérdida no tiene consuelo. La muerte no tiene regreso. La culpa post traumática no se lava con agua. Pero el milagro tiene lugar. Y a veces, el milagro se disfraza de llanto. En estos 4 años conocí infinidad de historias de distintos matices. La mayoría dolorosas. Pero hubo otras, de esas que celebran la vida, que forjan relaciones, amistades y fructiferan el amor. Hermanos huérfanos de hermanos, que se unieron y salieron adelante. Amigos que cimentaron sus relaciones en las noches de infinita intranquilidad. Madres y padres que encontraron en otros ojos las miradas de sus hijos.
Personas que sin tener vínculos de sangre, se cargaron la causa al hombro con el único fin de arrancarle una sonrisa a quienes la habían perdido.
Disculpen, me quedo a mitad de camino, me invaden emociones, no puedo seguir escribiendo. Les pido que nos quedemos con esto: las almas de los cuerpos que ya no están, acompañan día a día a los que quedamos para intentar luchar por espacio más justo, donde cada sueño tenga su pesebre de realidad, un lugar donde siempre siempre estaremos todos presentes.